[vc_row][vc_column][vc_column_text]San Agustín de los Pardos Libres de Emboscada fue fundada entre 1740 y 1744 por el Gobernador español Don Rafael de la Moneda y se ubica en el Departamento de La Cordillera, a 40 Km. de Asunción, capital del país, a la cual se une por la Ruta Nacional No 3 “Gral. Elizardo Aquino”.

La ciudad tiene como Santo Patrono a San Agustín, en honor al cual fue erigido el templo, uno de sus mayores atractivos, en la segunda mitad del Siglo XVIII, en medio de la gran plaza principal, centro fundacional y geográfico de la ciudad.

Originalmente, el templo poseía las mismas características formales y tecnológicas que sus pares franciscanos de Yaguarón y Piribebuy: sencillez exterior y riqueza interior, aunque en una escala menor. Se supone que en éste también tuvo intervención José de Souza Cavadas, ya que la construcción de los tres templos se dio en forma paralela.[/vc_column_text][vc_single_image image=»9630″ img_size=»full»][vc_column_text]Actualmente, la “Iglesia de Emboscada” –como se conoce popularmente- es el único remanente en el país de templo con balcón como proyección del coro hacia el exterior, que le confiere un valor de singularidad.

Desde su construcción, el edificio fue sometido varias veces a trabajos de mantenimiento que, en su mayoría, estuvieron dirigidos por sacerdotes y realizados sin criterio adecuado, lo cual lo afectó negativamente, y su estado de conservación actual es un ejemplo palpable de la manera en que el  factor antrópico puede ser causante del deterioro de un monumento.

Este trabajo se propone, por ende, determinar -en una primera instancia- los   criterios técnicos para una intervención adecuada, basados en un análisis que tiene en cuenta tanto la materialidad como el principio creativo, este último aspecto es el que encierra el verdadero valor del edificio.[/vc_column_text][vc_single_image image=»9631″ img_size=»full»][vc_column_text]Sensibilizar a la población sobre la importancia de la conservación del templo como elemento de identidad de la ciudad de Emboscada, es un desafío que implica, sobre todo, el redescubrimiento de los significados de las manifestaciones con éste relacionadas. Dicho en otras palabras, se debe recuperar los aspectos inmateriales del templo: “El Monumento es la memoria de algo intangible.”

Entre las malas intervenciones constructivas a las que fue sometido el templo se citan: la destrucción del campanario, que originalmente era de madera y estaba exento del cuerpo principal; la adición de una fachada de mampostería con campanario central, cuyas características alteran formal y tipológicamente la concepción original de la obra; la sustitución de algunos pilares y vigas de madera por  otros de hormigón; y, el reemplazo del antiguo piso de ladrillos por baldosas de granito reconstituido, en el interior del templo.

  • Teniendo en cuenta lo anterior y con el fin de devolver al edificio sus características formales y constructivas originales, se propone la restauración integral del templo, de manera a liberarlo de los agregados que alteran la lectura de conjunto, y lograr al mismo tiempo detener su deterioro.

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  • Teniendo en cuenta lo anterior y con el fin de devolver al edificio sus características formales y constructivas originales, se propone la restauración integral del templo, de manera a liberarlo de los agregados que alteran la lectura de conjunto, y lograr al mismo tiempo detener su deterioro.

Para este cometido, se  toman como base los criterios actuales de la Escuela Italiana y los que rigen la Conservación Urbana Integrada, atendiendo a que el templo junto a la plaza, su entorno inmediato, a más del paisaje circundante, conforman un conjunto de gran valor ambiental e histórico-cultural al haber sido origen de la formación de la ciudad.

Asumiendo la postura de que la conservación del patrimonio es un compromiso moral por parte de la población en general; en este caso, en particular, se debe considerar que el edificio del Templo San Agustín se constituye en el elemento de mayor significación para la ciudad y la población de Emboscada.

Sus valores intrínsecos, dados por sus características estético-artísticas, origen, singularidad, aspectos tipológico y técnico-constructivo, a más de su valor de conjunto, convierten a este edificio en un recurso turístico de gran potencial que con una adecuada gestión puede convertirse en el elemento dinamizador de la economía  local.[/vc_column_text][vc_single_image image=»9633″ img_size=»full»][/vc_column][/vc_row]