El termómetro del crecimiento económico a nivel país, sin lugar a dudas, es el sector de la construcción. Tras un 2012 con muchas dificultades, desde el año 2013, el crecimiento ha sido sostenido y genera un panorama sumamente alentador para el 2016.
La suma de importantes obras públicas con la inversión en el sector privado, tendrán todavía un motor con más potencia, cuando a través de las APP (Alianza Público – Privada), comiencen a dar sus primeros frutos combinando fuerzas, ya que según ha prometido el gobierno nacional, este será el año en que se visibilicen los proyectos.
Las obras de carácter vial, la construcción masiva de viviendas de bajo costo, las obras de infraestructura en el sector eléctrico, la concesión de obras de mejoramiento, las inversiones en centros comerciales y complejos residenciales de alta gama; la construcción de hoteles, entre otras, dejan en claro que la dinámica será vertiginosa.
Pero estas condiciones generan además de las buenas perspectivas, un grado de responsabilidad muy grande para la cobertura plena, ya sea en mano de obra o en insumos. Durante el 2015, por ejemplo, la falta de cemento hizo que muchas obras quedaran estancadas o se retrasarán de forma importante, ya que los costos de importación del producto hacían inviable su prosecución.
Es por eso que la responsabilidad del gobierno no radica simplemente en la creación de estas oportunidades, sino también en generar el contexto adecuado para su desarrollo.
Los analistas, expertos en esta materia, han afirmado que el crecimiento sostenido de los últimos años en el sector de la construcción, ha sido de dos dígitos y se espera que las cifras mejoren en este 2016. Para ello, todos los actores involucrados deberán afrontar el compromiso con la seriedad que requiere.
Otro aspecto a tener en cuenta, sin dudas, es el componente dólar. La divisa norteamericana seguirá en ascenso y esto generará una ralentización del consumo, lo que representa un desafío para quienes deban comercializar los desarrollos inmobiliarios, entre otros.
De cualquier manera, Paraguay crecerá. No será un crecimiento récord, pero estará en el orden del 3 a 4 por ciento, y en una región tan castigada por los malos resultados de los gigantes vecinos (Argentina y Brasil), esta es una muy buena noticia.
Es por eso que resulta indispensable seguir de cerca los movimientos del flamante gobierno argentino, que tendrá características absolutamente opuestas a las que tuvo el anterior, que ocupó ese sitio por los últimos 12 años.
En resumen: el panorama es alentador y a la vez compromete a los actores. Las oportunidades sólo se transformarán en resultados si se consideran los detalles con detenimiento y si el sector privado además de sumar esfuerzos, resulta en contralor del sector público para garantizar que se cumplan las promesas en tiempo y forma.
Nuestro deseo desde AIA, es que sigamos construyendo juntos ese anhelado Paraguay, para lo cual, desde nuestro lugar, nos ponemos a su disposición para desarrollar la tarea. ¡Manos a la obra!
El Director