Ni el suscrito es economista ni tampoco los lectores son de una publicación especializada en dicha área. Somos todos “Constructores” pero no aplicados en el sentido etimológico de la palabra.

Creo coincidir con todos que somos “constructores” de una realidad-país. Una que durante años anteriores se ha manejado en un ambiente de optimismo y que hoy navega por un ambiente donde reina la pesadumbre y las quejas. Gracias al contrabando, otras por la disparada del dólar, otros por la pobre ejecución presupuestaria, otros por la falta de una buena gestión en la implementación de obras públicas, y podemos seguir enumerando… Lo cierto es que NADIE, apago la luz, cerró la puerta y se fue del país.

Por el contrario, seguimos en la “lucha” aún con todos los problemas antes enunciados y probablemente seguiremos en pie, aun agregando a la lista otros motivos más de desaliento.

No pretendo erigirme en el “Superparaguayo” pero me viene a la cabeza aquella frase que dice; “En los momentos de crisis se prueban a los verdaderos hombres… a las verdaderas empresas”
Y creo yo, que es este el preciso momento en que vivimos que nos permite demostrar cuanto queremos a este País y sobre todo cuanto apostamos por este País.

Es indudable que tendremos que ser más ingeniosos para suplir la falta de liquidez, la “bicicleteadas financieras” “la realidad vs la irrealidad”, lo formal vs lo informal”. Es decir tenemos la oportunidad de mostrar cuanto valemos, en un preciso momento en que la gente mediocre tiene la excusa perfecta para decir que no valemos porque estamos en una “tormenta perfecta” entre la crisis de Brasil, de Argentina y un deficiente manejo económico de nuestras autoridades.

Estoy seguro que si cambiamos nuestro “pesimismo” por la continuidad del optimismo de meses antes, este ya es un paso adelante… Vuelvo a mencionar que la crisis nos da la oportunidad de repensar, de reformular, de reestructurar, de hacer una reingeniería sobre los esquemas o modelos tradicionales y salir adelante.

Pero aclaremos algo fundamental; NO HAY PLAN QUE SIRVA, NO HAY GESTIÓN BUENA, NO HAY CRECIMIENTO ALGUNO, cuando en nuestro estado de ánimo siga arraigado la palabra PESIMISMO

El Director