Recuerdo cuando casi a los 13 años mi padre me decía que meterse en política era meterse en un mundo sin principios. Hoy transcurridos algunos años y abiertos los ojos a los hechos de mi vida cotidiana, tengo que darle la razón al “viejo”, acompañando a dicho consejo algo propio aprendido. No hay necesidad de meterse en la política, porque esta nos captura de una u otra forma.
Quienes amamos una causa, un país o algo determinado estamos en un momento dado , prestos a defender ese amor y eso nos involucra muchas veces en “hacer política”.
Hoy me toca “defender este amor que se llama Paraguay” y me veo en la imperiosa necesidad de hablar de política. Y al hacerlo reafirmarme en lo que manifesté después de los hechos del 22 de junio pasado.
Considero que después de aquella fecha “el Cáncer en Paraguay fue extirpado”. Y no precisamente, a través de un “golpe” como muchos mal llamados “paraguayos” pretenden pregonar.
Tampoco haré uso de ningún elemento “jurídico”, para fundamentar esta expresión, puesto que eso se lo dejo a los entendidos en el tema, recordando el refrán: “zapatero a sus zapatos”.
Para explicar el porqué de mi razonamiento, basta y sobra a mi entender que “golpe” es “ruptura” , “quiebre” o los sinónimos que quieran encontrar.
Contradictoriamente, después de aquel 22, el Paraguay está más unido que nunca, más duro y cohesionado que antes. Y cómo notarlo?
Hablando y viviendo con su gente, en el día a día, en el trabajo, en las calles, en las fiestas, en el campo, en los fines de semana, en los ómnibus y en donde quiera verlo. “Basta encontrarse con verdaderos paraguayos”. No el “Paraguayo made in Chavez” ni tampoco “Aquellos Socialistas del Siglo XXI que pregonan “lucha popular” y al mismo tiempo compran estancias, autos lujosos, viajan a Disney, usan Harley Davidson, etc, etc.
Por eso mismo, vale la pena invitar a los Chávez, Correa, Mujica, Cristina, Dilma y Humala a que nos visiten para expresarle nuestro agradecimiento y decirles a ellos y al mundo entero : “El cáncer en Paraguay fue extirpado”. Y con seguridad ha de servir como ejemplo para que otros pueblos que se sientan hastiados de la “pelea insana”, de los discursos elaborados, de las penas sin consuelo, de las guerras entre ricos y pobres so pretexto de una justicia social, de las promesas que no se cumplen y todas aquellas ideologías que atentan contra la salud de su pueblo, ya conocen el camino y saben que “No hay mal que dure más de 4 años ni Paraguay que lo resista”.
El Director