Con cierta sorpresa he recibido la invitación del estimado amigo Edgar Robinson para escribir este mensaje, a ser incluido como editorial en la última edición de la revista AIA en este año 2014 que se está yendo. Y digo con cierta sorpresa porque no me lo esperaba sinceramente, pero también le añado unas buenas dosis de satisfacción y agradecimiento por esta oportunidad.

Y cual es la ventaja de esta oportunidad?. Es la de poder expresar algunos de mis pensamientos a un público un poco más amplio que aquél que me escucha normalmente en las aulas de la Facultad de Ciencias y Tecnología. Y aprecio esta posibilidad porque creo que todos tenemos la obligación de expresar nuestros pensamientos cuando están orientados a la búsqueda del bien común.

Hablando de bien común y bienestar económico, está terminando un año que nació con muchas esperanzas de un buen desarrollo económico para nuestro país, esa creo era la expectativa de la mayoría en los albores de este 2014. Ahora está terminando el año y nos vamos con un resultado no tan bueno como esperábamos y queríamos, pero tampoco decepcionante, digamos que nos mantiene la expectativa para el año siguiente, en un obstinado sentimiento humano de conservar el optimismo. Pero una cosa es cierta, alejada de las coyunturas internacionales de los precios de las materias primas, de los problemas de los países vecinos y la recuperación de la economía de los EEUU, la construcción nos muestra una muy buena cara en este 2014, con un crecimiento del orden del 14%, basado en las inversiones privadas y en la recuperación de las inversiones públicas en el último semestre.

Las perspectivas para el 2015 se ven auspiciosas, se habla del crecimiento del PIB del orden del 4,5% y un crecimiento de la construcción a tasas mayores aún. Y con posibilidades de sostenimiento en los próximos cinco años por lo menos. Esas informaciones nos mantienen con optimismo, pero, y siempre hay un pero, mucho dependerá de los logros del gobierno en el campo de las famosas APP, que finalmente logre fructificar lo que se espera desde el inicio de este gobierno, y de la seriedad en el manejo del presupuesto de la Nación, en este caso con gran responsabilidad del Poder Legislativo. No se puede eludir el cumplimiento de la ley de Responsabilidad Fiscal, a fin de que existan posibilidades reales de inversión en infraestructura y no recaudar solamente para gastos duros. Esas dos condiciones, la de la efectiva concreción de las APP y la inversión con fondos genuinos en infraestructura, son los elementos que permitirían que este optimismo de hoy se transforme en satisfacción mañana.

Pero debemos ser muy claros, no todo se trata de desarrollo económico, aumento del PIB per cápita y estabilidad macroeconómica. Si el AUMENTO DE LA RIQUEZA en el país no se traduce en una mejor calidad de vida de toda la población, en un desarrollo cualitativo y cuantitativo de la fuerza de trabajo, en un aumento de la competitividad en general, es decir en MAYOR DESARROLLO HUMANO, no tendría mayor relevancia. Eso implica ciertamente políticas públicas que apunten a ello, un gobierno honesto en el manejo de la cosa pública y sobre todo una ciudadanía concientizada de que con el pago de todos sus impuestos y con el ejercicio de un fuerte control sobre como invierte ese dinero el gobierno todo se va a encaminar hacia ese futuro de desarrollo equitativo que nos merecemos. En el campo particular de la construcción, algunos de los primeros pasos que todos debemos seguir son: la implementación del seguro social para todas las personas que trabajan en la construcción y la jerarquización de sus recursos humanos por la vía de la educación profesional y la educación en seguridad e higiene. Pasos difíciles, pero necesarios, ya que no pueden seguir nuestros obreros expuestos a los riesgos de las obras sin la mínima cobertura por parte de la sociedad.

Para concluir, tampoco es posible pensar en desarrollo real, aunque sea equitativo, si no es sustentable. Qué significa eso?. Que no podemos pensar solamente en nosotros y en los próximos años, sino también en las próximas generaciones. Lentamente, pero a paso firme, debemos reformar nuestros paradigmas adoptando los cambios que sean necesarios en la concepción de nuestros proyectos, en las tecnologías obsoletas y en las agresiones ambientales, en energías renovables sustituyendo a las emisiones de carbono, en los materiales sustentables y en la preservación de nuestros recursos.

Como ven, la tarea es inmensa, pero los frutos inmejorables. Cuando empezamos? Debemos empezar hoy.

Ing. Paulo Gabino Yugovich Romero