Cuando observamos el desarrollo de otros países y analizamos sus indicadores de crecimiento, podemos notar que en todos ellos existe un común denominador: El sector de la construcción tuvo un impulso notable y se constituye en un elemento clave para cualquier economía en crecimiento.
No hace falta mirar fuera de la región para comprobar estos hechos. Chile, Brasil, Perú, constituyen ejemplos cercanos para la comprobación de esta frase.
Hoy, a pesar de todo, se observa en el Paraguay un auge en la construcción de vías, calles, obras, etc, etc; y por ende un repunte en la toma de empleo, en el circulante, hasta en el ánimo positivo de la gente.
Quienes creemos en los buenos ejemplos, debemos de observar los éxitos de los demás, copiarlos con sus adaptaciones a nuestra realidad y ponerlos en práctica.
A estas alturas las recetas económicas milagrosas no existen. Tan solo basta observar y trasladar a nuestra situación las buenas “praxis” de otros y veremos prontamente buenos resultados.
No existe un país prospero sin desarrollo ni desarrollo sin inversión. Y la inversión además de educación y salud debe darse también en infraestructura.
De nada vale tener médicos y maestros sin hospitales ni escuelas. De nada vale tener hospitales y escuelas sin rutas que nos permitan estar viviendo en comunidad y no aislados.
Como parte de un todo, pero puesto de manera fundamental, la apuesta de cualquier economía pasa por el sector de la construcción.
Reza como slogan de la Capaco: “Al Paraguay lo construimos los paraguayos”. Permítanme agregar algo que a mi criterio resulta fundamental: “Al Paraguay lo construimos juntos, todos los que verdaderamente aman a este país”.
El Director